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Décima Parte: Acerca de las Pirámides y sus usos y costumbres. Conclusiones del análisis crítico de MAREZ y JBG
Décima Parte: Acerca de las Pirámides y sus usos y costumbres.
Conclusiones del análisis crítico de MAREZ y JBG.
(Fragmento de la entrevista hecha al SubComandante Insurgente Moisés en los meses de agosto-septiembre del 2023, en las montañas del Sureste Mexicano)
Noviembre del 2023.
Introducción. –
¿Quién construyó Tebas, la de las siete Puertas? En los libros aparecen los nombres de los reyes. ¿Arrastraron los reyes los bloques de piedra? Y Babilonia, destruida tantas veces, ¿quién la volvió siempre a construir? ¿En qué casas de la dorada Lima vivían los constructores? ¿A dónde fueron los albañiles la noche en que fue terminada la Muralla China? La gran Roma está llena de arcos de triunfo. ¿Quién los erigió?
Bertold Brecht.
Sabida es la obsesión que tienen los sistemas dominantes, a lo largo de su historia, en rescatar la imagen de las clases o castas dominantes derrotadas. Como si en el vencedor estuviera la preocupación de neutralizar la imagen del vencido: obviar su caída. En el estudio de los restos de la civilización o cultura vencida, se suele hacer hincapié en los grandes palacios de los gobernantes, las construcciones de carácter religioso de la alta jerarquía, y en las estatuas o monumentos que los dominantes de entonces hacían de sí mismos.
No siempre con genuino interés antropológico o arqueológico (no es lo mismo), se estudian, por ejemplo, las pirámides. Su sentido arquitectónico-religioso -a veces también científico-, y lo que en los folletos turísticos (y los programas políticos de todo el espectro) llaman “el esplendor del pasado”.
Es natural que los distintos gobiernos se fijen y, no sin suspiros anhelantes, se concentren en reyes y reinas. Los grandes palacios y pirámides pueden ser señalados como referentes del avance científico de esas épocas, de la organización social y de las causas “de su desarrollo y declive”, pero a ningún gobernante le gusta ver reflejado su futuro en el pasado. Por eso retuercen la historia pasada y es posible reagendar fundaciones de ciudades, imperios y “transformaciones». Así que, sin darse cuenta, cada selfie que se toman en sitios arqueológicos oculta más de lo que muestra. Allá arriba, el vencedor del hoy será el derrotado del mañana.
Novena Parte: La Nueva Estructura de la Autonomía Zapatista.
Novena Parte: La Nueva Estructura de la Autonomía Zapatista.
Noviembre del 2023.
Herman@s y compañer@s:
Les voy a tratar de explicar cómo es que reorganizamos la autonomía, o sea la nueva estructura de la autonomía zapatista. Ya les explicaré más luego con más detalle. O tal vez no les explicaré más, porque la práctica es lo que importa. Claro que también pueden venir al aniversario y mirar las obras de teatro, canciones, poesías y lo de arte y cultura de esta nueva etapa de nuestra lucha. Si no, ahí los Tercios Compas les mandarán fotos y videos. En otro momento les contaré lo que vimos de bueno y de malo en la valoración crítica de MAREZ y JBG. Ahora sólo les diré cómo queda. Va:
Primero. – La base principal, que es no sólo donde se sostiene la autonomía, también sin la cual no pueden funcionar las otras estructuras es el Gobierno Autónomo Local, GAL. Hay un GAL en cada comunidad donde habitan bases de apoyo zapatistas. Los GAL zapatistas son el núcleo de toda la autonomía. Son coordinados por los agentes y comisariados autónomos y están sujetos a la asamblea del pueblo, ranchería, comunidad, paraje, barrio, ejido, colonia, o como se autonombre cada población. Cada GAL controla sus recursos autónomos organizativos (como escuelas y clínicas) y la relación con pueblos hermanos no-zapatistas vecinos. Y controla el buen uso de la paga. También detecta y denuncia las malas administraciones, las corrupciones y los errores que puede haber. Y está pendiente de quienes se quieren hacer pasar como autoridades zapatistas para pedir apoyos o ayudas que usan para beneficio propio.
Octava Parte: P.D. QUE HAY QUE LEER PARA SABER DE QUÉ TRATA.
Noviembre del 2023.
Cuenta la leyenda que, en los tiempos en que el tiempo no importaba, lluvia y noche cubrieron la Casa de los Seres. Entonces se fue la luz. Todo era oscuridad. Las mujeres, los hombres y otroas andaban a los tropezones y chocaban entre sí. Por esa causa, discutían y peleaban entre hermanos y vecinos. Ni siquiera se reconocían, siendo que eran familiares y conocidos, porque muy oscuro estaba. Mucho se regañaban.
Los dioses primeros, los que nacieron el mundo, estaban de haraganes, tirados en sus hamacas, contando chistes y cuentos. Pero la bulla en la Casa de los Seres llegó hasta ellos. “¿De quién es esa bulla?”, preguntó uno. “A saber”, dijo otro. Ixmucané, que era la diosa madre, dijo: “Vamos a mirar por qué es esa bulla”, pero al bajarse de la hamaca, se cayó y llegó su cara en el suelo y le quedó como bollada, o sea como con rajaduras. La Ixmucané se levantó del suelo y no dijo groserías porque todavía no se habían inventado las groserías. Se sacudió el polvo. Se alzó un poco la nagua y salió corriendo rumbo a la Casa de los Seres.
Los dioses se miraron entre sí y no dijeron nada, pero pensaron “¿A poco nos va a ganar una mujer?” y se bajaron de sus hamacas, pero con cuidado, y corrieron para alcanzar a la Ixmucané. Pero resulta que, como se la habían pasado de haraganes, no habían chaporreado su sitio y había mucho monte. Puro acahual, pues. Abundaban tzaw ch´ix (espinas), ramas secas, zacate cortador (que también le dicen gezau h´ak) y el ch´oox tz´an, que es un bejuco con espinas. Pero ahí van corriendo y brincando como pueden y quejándose en la corredera esos dioses, porque no iban a permitir que les ganara una mujer. Llegaron ya después a la Casa de los Seres, todos rasguñados y abollados en cara y manos. Pero nadie los miró que están todos golpeados, porque no había luz. Por eso se cree que los dioses no tienen heridas.
Séptima Parte: Un Escarabajo en Streaming
Noviembre del 2023
Durito me ha reenviado esto que le llegó a uno de sus millones (eso dijo) de fans:
SEXTA PARTE: POSDATA QUE BUSCA ESPERANDO ENCONTRAR
SEXTA PARTE:
POSDATA QUE BUSCA ESPERANDO ENCONTRAR.
Noviembre del 2023.
P.D. QUE DICE LO QUE DICE. – Como decía uno de los finados Sups: “la historia se repite dos veces: una vez como desgracia y la otra también”. Y este axioma de la vida viene al caso, o cosa, según, porque he recibido un paquete con una pequeña nota. No, no es de SEGALMEX (ésos exportan, no importan). El paquete tiene matasellos de “una geografía distante”, en las Europas lejanas. La fecha está borrosa, pero en el remitente aparece: “No soy Don Durito de La Lacandona, no confundir. Soy sólo una entidad de IA”. Esa sentencia debería haberme bastado para ponerme en alerta, pero como quiera leí la nota y abrí el paquete. La nota es breve y dice:
“Mi estimado y nunca añorado Cyrano: Seré breve y preciso. Voy para allá en tu auxilio. No me esperes porque voy de incógnito. Aún no me decido si me disfrazo de nube o de Bad Bunny o de Luis Miguel o de Al Pacino. En fin, algo que me permita pasar desapercibido, tú me entiendes. Por lo pronto y puesto que tormenta, te mando mi último libro. Es todo. Desde un rincón en… ¿Eslovenia?… oigan, ¿cómo se llama este lugar? ¿Chipre? ¿Eh? Creo que voy a poner “Europa Oriental” … ¿Eh? ¿Tampoco? Ok, entonces al diablo con la geografía de arriba: “desde Fuck The Cardinal Points” Domicilio Conocido. Código Postal… Oigan, ¿y cuál es el código postal? ¿Eh? ¿666? Nah, es broma, ¿no? ¿No? ¿Alguien por ahí que me confirme que es una broma? ¿Hola? ¿Hola? Firma: Durito disfrazado de IA”
QUINTA PARTE: “AHÍ VA EL GOLPE, JOVEN”
QUINTA PARTE: “AHÍ VA EL GOLPE, JOVEN”
Noviembre del 2023.
P.D. QUE AVISA. – Ya les íbamos a contar de qué va todo este asunto, pero leyendo, viendo y escuchando la sarta de barbaridades que dicen y escriben los “especialistas” en todo y conocedores de nada (sobre supuestos repliegues, desmantelamientos, avances del crimen organizado y “vueltas al pasado” -coletos tenían que ser la mayoría-), pues decidimos mejor dejarlos que sigan eructando.
Con sus profundos análisis y bien fundamentadas investigaciones, los zapatólogos sentencian: “muestra de la derrota zapatista es la pérdida de la identidad indígena: los indígenas jóvenes ya usan botas vaqueras, en lugar de andar descalzos o en huaraches. Y se arreglan para ligar, pantalón y camisa nuevos – ¡o planchados! -, en lugar de usar calzón de manta y comprar su mujer según los usos y costumbres indígenas. Y andan en motocicletas, en lugar de cargar sobre sus espaldas a sus patronas coletas. Ya nada más falta que las indígenas jóvenes usen pantalones o que, ¡horror!, jueguen fútbol y manejen vehículos, en lugar de servir a las señoras coletas. Incluso que se atrevan a bailar cumbias y ska en lugar del Bolonchon, y a cantar rap y hiphop en lugar de salmos y odas a los finqueros. Y que, como otra señal de la pérdida de su identidad indígena, se llegue al absurdo de que sean subcomandantes, comandantes ¡y comandantas! Y que se gobiernen a sí mismos. Y que no pidan permiso para ser como se les dé la gana ser. Y que viajen y conozcan otras tierras. Y que trabajen y ganen su paga sin tienda de raya. Y que no los tengan en campos de concentración, como en Gaza, para que no agarren ideas “sinaloenses” o sea extranjeras -porque los mayo-yoreme en Sinaloa, puro narcocorridos, oiga-. Por culpa del zapatismo ya no tendremos trabajo los antropólogos. Una pena. Y todo por no seguir a la vanguardia revolucionaria del proletariado o a MORENA, es lo mismo. Grave error del zapatismo el no obedecernos. Porque ahora los indígenas ya no bajan la mirada cuando los topas. Te miran como con irreverencia, con desafío, con rabia, como si nosotros fuéramos los intrusos y no ellos, como si nosotros fuéramos los criminales y no ellos. Antes eso sólo lo hacían los zapatistas, ahora cualquier chamulita te planta cara. Y, como dice el marxismo-leninismo-estalinismo-maoismo-trotskismo-todos-los-ismos, cualquier indígena que no sea como el manual de antropología, es narco”.
Estamos seguros de que, después, cuando ya se sepa todo el sentido de esta etapa, tendrán el mínimo de honestidad para decir y publicar: “No tenemos la más remota idea de lo que hicieron, de lo que hacen ni de lo que harán. Lo mejor hubiera sido preguntarles a los zapatistas y no a los antizapatistas”. ¿O no son honestos?
Cuarta Parte y Primera Alerta de Aproximación. Varias Muertes Necesarias.
Noviembre del 2023.
A las personas que suscriben la Declaración por la Vida:
Les comunicamos lo siguiente:
PRIMERO. – Desde hace algunos meses, después de un largo y profundo análisis crítico y autocrítico, y de consultar a todos los pueblos zapatistas, se decidió la desaparición de los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas (MAREZ) y las Juntas de Buen Gobierno.
SEGUNDO. – Todos los sellos, membretes, cargos, representaciones y acuerdos con el nombre de cualquier MAREZ o de cualquiera de las Juntas de Buen Gobierno, son inválidos a partir de este momento. Ninguna persona se puede presentar como miembro, autoridad o representante de cualquier MAREZ o Junta de Buen Gobierno. Los acuerdos sostenidos antes de esta fecha, con Organizaciones No Gubernamentales, organizaciones sociales, colectivos, grupos e instancias de solidaridad en México y el mundo se mantienen hasta la expiración de los mismos, pero no se podrán hacer nuevos acuerdos con estas instancias de la autonomía zapatista, por la simple razón de que ya no existen.
TERCERO. – Se mantienen los Caracoles, pero permanecerán cerrados al exterior hasta nuevo aviso.
CUARTO. – Las razones y el proceso por el que se tomó esta decisión, se las iremos platicando poco a poco en los escritos siguientes. Sólo les adelanto que esta valoración, en su fase final, se inició hace unos 3 años. También les iremos explicando cómo es y cómo se ha ido gestando la nueva estructura de la autonomía zapatista.
Tercera Parte: Dení
Tercera Parte: Dení.
Decía el finado SupMarcos que no se podían entender las razones del alzamiento sin conocer antes la historia de Paticha, la niña menor de 5 años que se le murió en brazos por falta de una pastilla para la fiebre. Yo ahora les digo que no podrán entender lo que luego les explicará con detalle el Subcomandante Insurgente Moisés si no conocen la historia de Dení.
Dení es una niña indígena, de sangre y raíz maya. Es hija de una insurgenta y un insurgente indígenas zapatistas. Cuando nació, hará hace unos 5 años, le pusieron ese nombre para honrar la memoria de una compañera que murió hace muchos años.
A Dení la conoció el finado SupGaleano cuando era un Patz. O sea un tamalito, por lo gorda que estaba. De hecho, así le decía el Sup: “Patz”. Ahora es flaquita, porque anda de un lado para otro. Dení, cuando las insurgentas se reúnen para hacer un trabajo, se pone, según ella, a darles clases de salud autónoma. Y dibuja unos garabatos que, según explicó luego, son unas promotoras de salud. Ella dice que son mejores las promotoras porque luego los hombres no entienden de “como mujeres que somos”. Sostiene firmemente que, para ser promotora de salud, tiene que vas a saber inyectar pero que no te duela. “Porque, ¿qué tal que necesitas inyección y no quieres porque te duele?”
Ahora estamos en una reunión de las jefas y jefes zapatistas. El padre y la madre de Dení no están presentes, pero la niña llegó siguiendo al Tzotz y a la Pelusa, que están echados a los pies del Subcomandante Insurgente Moisés y, al parecer, están atentos a lo que se dice.
Alguien está explicando:
“Aquí está presente Dení y ella es, digamos, la primera generación. Dentro de 20 años, Dení va a tener una cría mujer y le va a poner de nombre “Denilita”, ella sería la segunda generación. Denilita, 20 años después, va a concebir una niña que se va a llamar “Denilitilla”, es la tercera generación. Denilitilla, llegada a sus 20 años, va a procrear una niña que se va a llamar “Denilititilla”, sería la cuarta generación. Denilititilla, al cumplir los 20, va a parir una niña y la va a llamar “Denilí”, la quinta generación. Denilí a los 20 años de edad, va a tener una niña que se va a llamar “Dení Etcétera”, que viene siendo la sexta generación. Dení Etcétera, 20 años después, o sea dentro de 120 años, va a tener una niña que no alcanzamos a ver qué nombre tiene, porque ya está retirado su nacimiento en el calendario, pero ella es la séptima generación.”
Aquí interviene el Subcomandante Insurgente Moisés: “Entonces nosotros tenemos que luchar para que esa niña, que va a nacer en 120 años, sea libre y sea lo que le dé la gana ser. Entonces no estamos luchando para que esa niña sea zapatista o partidista o lo que sea, sino que ella pueda elegir, cuando tenga juicio, cuál es su camino. Y no sólo que pueda decidir libremente, también y, sobre todo, que se haga responsable de esa decisión. Es decir, que tome en cuenta que todas las decisiones, lo que hacemos y lo que dejamos de hacer, tienen consecuencias. Entonces se trata de que esa niña crezca con todos los elementos para tomar una decisión y para hacerse responsable de sus consecuencias.
O sea que no le eche la culpa al sistema, a los malos gobiernos, a sus papás y mamás, a sus familiares, a los hombres, a su pareja (sea hombre o mujer o lo que sea), a la escuela, a sus amistades. Porque eso es la libertad: poder hacer algo sin presiones u obligado, pero respondiendo de lo que se hizo. O sea sabiendo las consecuencias desde antes.”
El SubMoy voltea a mirar al ahora difunto SupGaleano, como diciendo “te toca”. El difunto que todavía no es difunto (pero que ya sabe que pronto lo será), prevé que algún día habrá que platicar eso a extraños e inicia:
“¿Esa Dení a la N Potencia ya no hablará mal de los pinches hombres? Sí lo va a hacer, como de por sí. Pero no van a ser sus argumentos que porque se burlaron de ella, la despreciaron, la violentaron, la acosaron, la violaron, la golpearon, la desaparecieron, la asesinaron, la descuartizaron. No, va a ser por cosas y asuntos normales, como que el pinche hombre echa pedos en la cama y apesta la cobija; o que no le atina a la taza del baño; o que eructa como becerro; o que se compra la playera de su equipo favorito, se pone pantalones cortos, calcetas y zapatos especiales de fútbol, para luego sentarse a ver los partidos mientras se atasca de palomitas con harta salsa picante; o que pone mucho cuidado en elegir el “outfit” que va a usar por décadas: su playera preferida, sus pants favoritos, y sus chanclas predilectas; o porque no suelta el control de la televisión; o que no le dice que la quiere, aunque ella sabe que la quiere, pero no sobra un recordatorio de vez en cuando.”
Entre quienes escuchan, las mujeres mueven afirmativamente la cabeza como diciendo “de por sí”; y los varones sonríen con nerviosismo.
El SubMoy sabe que es su maña del SupGaleano y que ahora va a pasar, en lo que se llama “solidaridad de género”, a mal hablar de las mujeres, así que interrumpe justo cuando el ahora finado está diciendo: “Pero es que las mujeres…”
“Bueno”, dice el SubMoy, “ahora estamos hablando de una niña que va a nacer dentro de 120 años y nos vamos a concentrar en eso”. El que intuye que será finado se sienta, lamentando no haber podido exponer su brillante tesis contra las mujeres. El SubMoy continúa:
“Entonces tenemos que pensar en esa niña. Ver lejos, pues. Y, mirando eso que parece muy lejano, hay que ver qué tenemos que hacer para que esa niña sea libre.
Y esto es importante porque ya tenemos encima la tormenta. La misma de la que advertimos hace casi 10 años. Lo primero que vemos es que la destrucción viene más rápido. Lo que pensamos que pasaría dentro de 10 años, ya está aquí.
Ustedes lo han explicado ya aquí. Nos han contado lo que ven en sus zonas Tzeltal, Tzotzil, Cho´ol, Tojolabal, Mame, Zoque, Quiché. Saben ya lo que está pasando con la madre tierra porque viven y trabajan en ella. Saben que está cambiando el tiempo. “El clima”, como dicen los ciudadanos. Que llueve cuando no toca, que está la seca cuando no toca. Y así. Saben que las siembras ya no se pueden decidir como nuestros anteriores, porque el calendario viene chueco, cambiado pues.
Pero no sólo. También vemos que los comportamientos de los animales cambiaron, aparecen en zonas que no es su costumbre y en temporadas que no les toca. Aquí y en las geografías de pueblos hermanos, aumentan los que llaman “desastres naturales” pero que son consecuencia de lo que hace y deja de hacer el sistema dominante, o sea el capitalismo. Hay lluvias, como de por sí, pero ahora son más fieras y en lugares y temporadas que no son las de antes. Hay sequías muy terribles. Y ahora pasa que, en una misma geografía – por ejemplo aquí en México-, en un lado hay inundaciones y en otro hay sequía y se quedan sin agua. Hay fuertes vientos que es como si el viento se pusiera bravo y dijera su “ya basta” y quiere tumbar todo. Hay temblores, volcanes, plagas como nunca antes. Como si la madre tierra dijera que hasta aquí nomás, que ya no. Como si la humanidad fuera una enfermedad, un virus que hay que sacar afuera vomitando destrucción.
Pero, además de que se ve que la madre tierra está como inconformada, como protestando, pues está lo más peor: el monstruo, la Hidra, el capitalismo, que está como loco robando y destruyendo. Ahora quiere robarse lo que antes no le importaba y sigue destruyendo lo poco que queda. El capitalismo ahora produce la miseria y a quienes huyen de ella: los migrantes.
La Pandemia del COVID, que todavía sigue, mostró la incapacidad de todo un sistema para dar una explicación real y para tomar las medidas necesarias. Mientras morían millones, unos pocos se hicieron más ricos. Ya se asoman otras pandemias y las ciencias ceden el paso a las pseudo ciencias y las charlatanerías convertidas en proyectos políticos de gobierno.
Vemos también lo que llamamos el Crimen Desorganizado, que son los mismos malos gobiernos, de todos los partidos políticos, que se esconden y se pelean por el dinero. Este Crimen Desorganizado es el principal traficante de drogas y personas; el que se queda con la mayor parte de los apoyos federales; el que secuestra, asesina, desaparece; el que hace negocio con la ayuda humanitaria; el que extorsiona, amenaza y cobra derecho de piso con impuestos que son para que un candidato o candidata digan que ahora sí van a cambiar las cosas, que ahora sí se van a portar bien.
Vemos a pueblos originarios hermanos que, cansados de desprecios, burlas y mentiras, se arman para defenderse o para atacar a los caxlanes. Y los ciudadanos espantándose, siendo que ellos mismos, con su modo de mierda, alimentaron ese odio que ahora sufren y que ya no tiene control. Como en la soberbia Jovel, cosechan lo que sembraron.
Y también vemos con tristeza que pelean mismo entre indígenas de mismas sangre y lengua. Pelean entre sí por tener los miserables apoyos de los malos gobiernos. O por quitarse lo poco que tienen o que llega. En lugar de defender la tierra, pelean por limosnas.
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Todo esto se lo avisamos a los ciudadanos y a los originarios hermanos hace casi 10 años. Habrá quién hizo caso, y hay muchos que ni en cuenta. Como que vieron y ven todavía como que todo ese horror les queda muy lejos, en tiempo y en distancia. Como que sólo ven lo que tienen enfrente. No ven más lejos. O ven, pero no les importa.
Como ya sabemos, en todos estos últimos años, nos hemos estado preparando para esta oscuridad. 10 años llevamos preparándonos para estos días de dolor y de pena para quienes somos todos los colores que somos de la tierra. 10 años revisando autocríticamente lo que hacemos y lo que no hacemos, lo que decimos y callamos, lo que pensamos y miramos. Nos hemos preparado a pesar de traiciones, calumnias, mentiras, paramilitares, cercos informativos, desprecios, rencores y ataques de quienes nos reprochan no obedecerlos.
En silencio lo hicimos, sin bullas, tranquilos y serenos porque miramos lejos, como de por sí nos enseñaron nuestros anteriores. Y allá afuera gritándonos que miremos aquí nomás, sólo un calendario y una geografía. Muy pequeñito lo que nos quieren hacer mirar. Pero como zapatistas que somos, nuestro mirar es del tamaño de nuestro corazón, y nuestro caminar no es de un día, un año, un sexenio. Nuestro paso es largo y deja huella, aunque no se mire ahorita o ignoren y desprecien nuestro camino.
La sabemos bien que no ha sido fácil. Y ahora está más peor todo, y como quiera debemos mirar a esa niña dentro de 120 años. O sea que tenemos que luchar por alguien que no vamos a conocer. Ni nosotros, ni sus hijos, ni los hijos de sus hijos, y así. Y tenemos que hacerlo porque es nuestro deber como zapatistas que somos.
Vienen muchas desgracias, guerras, inundaciones, sequías, enfermedades, y en medio del colapso tenemos que mirar lejos. Si los migrantes ahora son miles, pronto serán decenas de miles, después cientos de miles. Vienen peleas y muerte entre hermanos, entre padres e hijos, entre vecinos, entre razas, entre religiones, entre nacionalidades. Arderán las grandes construcciones y nadie sabrá decir por qué, o quién, o para qué. Aunque parece que ya no, pero sí, se va a poner peor.
Pero, así como cuando trabajamos la tierra, desde antes de la siembra, vemos la tortilla, los tamales, el pozol en nuestras casas, así tenemos que ver ahora a esa niña.
Si no miramos a esa niña que ya está con su mamá, pero dentro de 120 años, entonces no vamos a entender lo que estamos haciendo. No lo vamos a poder explicar a nuestros mismos compañeros. Y mucho menos lo van a entender los pueblos, organizaciones y personas hermanas de otras geografías.
Ya podemos sobrevivir a la tormenta como comunidades zapatistas que somos. Pero ahora se trata no sólo de eso, sino de atravesar ésta y otras tormentas que vienen, atravesar la noche, y llegar a esa mañana, dentro de 120 años, donde una niña empieza a aprender que ser libre es también ser responsable de esa libertad.
Para eso, mirando esa niña allá a los lejos, vamos a hacer los cambios y ajustes que hemos estado discutiendo y acordando en común en estos años, y que ya consultamos con todos los pueblos zapatistas.
Si alguien piensa que vamos a recibir un premio, o una estatua, o un museo, o unas letras de oro en la historia, o paga, o agradecimiento; pues ya va siendo hora de que busque por otro lado. Porque lo único que vamos a recibir es que, cuando ya vamos a morir, podremos decir “hice mi parte” y saber que no es mentira.
-*-
Quedó en silencio el Subcomandante Insurgente Moisés, como esperando que alguien saliera. Nadie lo hizo. Siguieron discutiendo, aportando, planeando. Llegó la hora de la comida y llegaron a preguntar que cuándo van a parar para descansar.
El Subcomandante Insurgente Moisés respondió: “Al rato, dentro de 120 años”.
-*-
Les voy a ser sincero, como de por sí. Yo, el capitán, puedo soñar con ese momento en que una niña nace sin miedo, que es libre y que se hace responsable de lo que hace y de lo que no hace. Puedo también imaginarlo. Incluso podría escribir un cuento o una historia de eso. Pero estas mujeres y hombres que tengo enfrente y a un lado, indígenas zapatistas todos de raíz maya, mis jefas y jefes, no sueñan, ni imaginan a esa niña. Ellos y ellas la ven, la miran. Y saben lo que tienen qué hacer para que esa niña nazca, camine, juegue, aprenda y crezca en otro mundo… dentro de 120 años.
Como cuando miran la montaña. Hay en su mirada algo, como si miraran más allá en el tiempo y en el espacio. Miran la tortilla, los tamales y el pozol en la mesa. Y saben que no es para ellos, sino para una niña que ni siquiera está en la intención de quienes serán sus padres, porque no han nacido. Ni ellos, ni los padres de ellos, ni sus abuelos, ni sus bisabuelos, ni sus tatarabuelos, y así hasta 7 generaciones. Siete generaciones que empiezan a contar desde esta Dení, la Dení Primera Generación.
A fe mía que lo vamos a lograr. Sólo que vamos a tardar un poco de tiempo, pero no mucho tampoco.
Apenas poco más de un siglo.
Desde las montañas del sureste mexicano.
https://i0.wp.com/enlacezapatista.ezln.org.mx/wp-content/uploads/2023/11/firma.png?resize=1024%2C828&ssl=1 1024w, https://i0.wp.com/enlacezapatista.ezln.org.mx/wp-content/uploads/2023/11/firma.png?resize=768%2C621&ssl=1 768w, https://i0.wp.com/enlacezapatista.ezln.org.mx/wp-content/uploads/2023/11/firma.png?w=1136&ssl=1 1136w” sizes=”(max-width: 224px) 100vw, 224px”>
Capitán Insurgente Marcos.
México, noviembre del 2023.
P.D.- Cada bomba que cae en Gaza, cae también en las capitales y las principales ciudades del mundo, sólo que todavía no se han dado cuenta. De los escombros nacerá el horror de la guerra de mañana.
P.D. VARIAS GUERRAS ANTES (la víspera, hace casi 120 años):
– “¿No sería mejor declarar la guerra francamente?
El profesor contestó con sencillez: -Nuestro Gobierno quiere, sin duda, que sean los otros los que la declaren. El papel de agredido es siempre el más grato y justifica todas las resoluciones ulteriores, por extremadas que parezcan. Allá tenemos gentes que viven bien y no desean la guerra. Es conveniente hacerles creer que son los enemigos los que nos la imponen, para que sientan la necesidad de defenderse. Sólo los espíritus superiores llegan a la convicción de que los grandes adelantos únicamente se realizan con la espada, y que la guerra, como decía nuestro gran Treitschke, es la más alta forma del progreso.” Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis (1916). de Vicente Blasco Ibáñez (España 1867-1928).
Segunda parte: ¿Los muertos estornudan?
Octubre del 2023.
Murió el SupGaleano. Murió como vivió: infeliz.
Eso sí, tuvo cuidado de, antes de fallecer, regresar el nombre a quien es carne y sangre heredada del maestro Galeano. Recomendó mantenerlo con vida, es decir, luchando. Así que Galeano seguirá caminando en estas montañas.
Por lo demás, fue algo sencillo. Empezó a tararear algo como “ya sé que estoy piantao, piantao, piantao”, y, justo antes de expirar, dijo, o más bien preguntó: “¿Los muertos estornudan?”, y ya. Ésas fueron sus últimas palabras. Ninguna sentencia para la historia, ni para una lápida, ni para una anécdota contada frente al fogón. Sólo esa pregunta absurda, anacrónica, extemporánea: “¿Los muertos estornudan?”
Quedó luego quieto, suspendida la respiración cansada, los ojos cerrados, los labios al fin silenciados, las manos crispadas.
Nos fuimos. Casi al salir de la champa, ya en el quicio de la puerta, escuchamos un estornudo. El SubMoy me volteó a ver y yo a él, con un “salud” apenas insinuado. Ninguno de los dos había estornudado. Volteamos a donde estaba el cuerpo del finado y nada. El SubMoy sólo dijo “buena pregunta”. Yo no dije ni una palabra, pero pensé “seguro ha de andar con la luna rodando por Callao”.
Eso sí, nos ahorramos el entierro. Aunque perdimos el café y los tamales.