La elección de terrenos al oriente del DF presenta riesgos, dicen expertos

Saludos.

A continuación te compartimos un par de notas sobre la intención  (nuevamente) de construir un aeropuerto en Texcoco…

fpdt - atenco

La elección de terrenos en la zona oriente de la ciudad de México para instalar un nuevo aeropuerto generará crecimiento urbano inadecuado, incrementará los problemas que ya padece el Distrito Federal, e implicaría ciertos riesgos, opinaron especialistas universitarios.

Es una decisión contraria a las políticas planteadas para contener el crecimiento de la ciudad, indicó Roberto Eibenschutz, miembro del Programa de Investigación Metropolitana de la UAM y especialista en urbanismo.

 Por su parte, Mario Garza Salinas, especialista en protección civil de la Universidad Iberoamericana (Uia), advirtió que para construir el nuevo aeropuerto se eligió una zona con riegos de inundaciones, hundimientos y sismos, cuyos efectos ya se han visto en las instalaciones del aeropuerto actual. Ubicando la nueva terminal ahí estaríamos construyendo el riesgo, sostuvo.

La demanda de viajes para el aeropuerto se genera básicamente entre la población que vive al poniente del DF, y con una megaterminal en el oriente todo el volumen de pasajeros tendrá que cruzar la ciudad para poder volar, comentó Eibenschutz.

…Para el especialista, “el aeropuerto actual no es malo, pero su capacidad está rebasada. Lo que suena lógico es complementarlo, crecer en otra zona –como Tizayuca– para captar parte del tránsito aéreo, pero no construir otro al lado para cancelar el que está operando”.

…Recordó que el agua, a diferencia del ser humano, sí tiene memoria, y los terrenos escogidos son una zona de inundación. El segundo es que la zona oriente de la ciudad es donde se tienen los hundimientos diferenciados más pronunciados: cada año está hasta 20 centímetros más abajo. Recordó que el inmueble de la Terminal 2 del aeropuerto actual ya tiene fracturas.

Además, dijo, esta zona de la ciudad, por estar en lo que fue un lago, amplifica los riesgos provocados por los sismos.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2014/09/06/politica/016n2pol

Por otra parte…

El triunfalismo priísta derrochado en el anuncio de la construcción del nuevo aeropuerto de la ciudad de México contrasta con la resistencia que mantienen los ejidatarios agrupados en el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) de San Salvador Atenco, quienes, aunque reconocen la descomposición del tejido social comunitario como consecuencia de estrategias de engaño y manipulación del régimen, están dispuestos a volver a dar la batalla.

La situación no es la misma de la de hace 13 años, cuando, tomados por sorpresa por un decreto de expropiación fechado el 22 de octubre de 2001 por el entonces presidente Vicente Fox, los cinco núcleos ejidales de Atenco y las 13 comunidades afectadas empredieron una lucha que culminó con una de las victorias más notables del movimiento social y campesino de las últimas dos décadas. En estos años el gobierno no perdió el tiempo y, literalmente, entró casa por casa, dividiendo comunidades y manipulando asambleas y, simultáneamente, organizando la infraestructura secundaria para hacer posible lo que se vislumbra, si se concreta, como el proyecto del sexenio.

“Nosotros –recuerda Ignacio del Valle, del FPDT– en 2001 teníamos dos caminos: o dejarnos despojar o defender la tierra como fuera, porque agotamos la vía legal y el derecho legítimo que tenemos como pueblos originarios.”

Hoy, explica Del Valle, ya no se da el despojo a través de la expropiación de nuestras tierras, sino de la tentación de la compra de la tierra. Quienes han sucumbido a la tentación no saben el daño que esto puede llegar a causar a todo un pueblo, sentencia.

Y así es. Los 160 mil empleos que promueve el gobierno como consecuencia de la obra convertirán a la población campesina en maleteros, meseras, choferes, en la servidumbre del sistema. Es la muerte para una de las regiones agrícolas más fértiles y generosas del altiplano mexicano.

Por eso, reitera Ignacio del Valle, nuestra resistencia no tiene que ver con lo económico, o con que no nos estén pagando lo suficiente por las tierras, pues nosotros nunca le hemos puesto precio a la identidad.

Luego de la victoria de los atequenses en 2003, vino la venganza del gobierno en mayo de 2006, con la represión a todo un pueblo y el encarcelamiento de decenas de ejidatarios, entre ellos tres de sus principales dirigentes. La siembra del miedo mientras operaba la estretegia de compra de voluntades empezó a operar. Trece años después, el proyecto y sus implicaciones son los mismos.

Que nos dejen en paz, es el grito desde Atenco. Su lucha, más que simbólica, está de nuevo en las calles.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2014/09/06/opinion/016o1pol

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