Sentenciado. 2da Entrega Columna Informativa “Riesgo de fuga”

Salió apresurado del dormitorio 5 para ir a la exclusa donde recibirá el documento que días antes le comentaron que había sido publicado y difundido en internet. Siente la boca escaldada por el cigarro y la marihuana. Es la resaca del desvelo y la fiesta de los últimos días. Los pelos de la nariz están tiesos, pegajosos por la resina y el humo. Los filos de sus labios están entumecidos, resecos, y despiden aromas rancios de tabaco y hierva quemado.

En su camino se encuentra a los talachos y tiene que esquivarlos pegándose a la malla para no estorbar su carrera; no caminan, corren en cuatro patas, agrupados de tres en tres hombres, uno al lado del otro, arrastrando sus chicharrones ─ pedazos de cobija roída que hace las veces de trapeador ─ como yuntas que van arriadas por la mamá. ─ Más rápido culeros, por eso los agarraron, por pinches tiezos ─ les grita mientras sostiene un vaso de plástico en el que toma su café.

El paisaje es de mallas y muros blancos con franja verde pasto. El piso se humedece al paso de los chicharrones y se limpia distribuyendo el agua que previamente fue arrojada para que resbalen. Los talachos pujan, sudan, hacen muecas apenas perceptibles porque tienen que continuar; si alguno cae o se detiene, recibirá un puntapié en el trasero, si es que el grupo que viene atrás no lo atropella. Sería catastrófico y motivo de burlas e insultos si alguno de ellos se detuviera vencido. Sí, la esclavitud, aunque abolida en nuestro país desde hace dos siglos, continúa existiendo en este rincón de la patria: confinamiento para los “justiciables”. Los talachos son una raza inferior, un subgrupo social merecedor de vejaciones y abusos. Qué importa si la tarea se puede realizar con escobas o jaladores, lo que importa es el terror para que los recién llegados al dormitorio paguen la talacha ─ a un personaje o a un grupo de internos reconocido por las autoridades como coordinador ─ o para que se sometan a la tortuosa tradición, que se niega a abandonar la vida penitenciaria, pese a que la prisión ha sido certificada con estándares internacionales desde Junio de 2016, y esas prácticas quedaron proscritas.

inocente sentenciado

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“El Merecimiento”. Primera entrega de la Columna Informativa “Riesgo de Fuga”

Columna informativa “Riesgo de Fuga”

Reclusorio Molino de las Flores

Texcoco, Edo. de México.

EL MERECIMIENTO

Sí cometí el delito del que me acusan, sí hice el secuestro y he hecho mucho más cosas, y más malas.

Decía Renato frente al grupo y a la maestra en nuestra clase. En esta ocasión correspondía precisamente a Renato exponer y él escogió el tema: el merecimiento.

La asistencia es escasa porque decayó el interés por las clases. En este grupo, en el que confluyen internos con estudios de bachillerato, licenciatura o posgrado, estábamos acostumbrados a que se trataran temas diversos y eran expuestas por distintos compañeros. Se llamaba “Taller Educativo” y constituía una interesante experiencia autodidacta. Ahora se llama Grupo de Preparatoria y es la maestra la que decide qué se hace y qué no se hace. Me recuerda a mis clases de los años setenta en la primaria, cuando operaba la máxima pedagógica “la letra con sangre entra”. Solo que aquí el látigo coercitivo es la amenaza de no obtener constancia, lo que equivale a tener negados los beneficios penitenciarios con que se gestiona la libertad anticipada. Un castigo implica comprar años.

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