Por derecho de las mujeres niñas, jóvenes, adultas y adultas mayores de acceder a la educación y en consecuencia al trabajo como válvula de escape al contexto que nos toca vivir y sobrevivir. El Centro de Educación para la Atención de jóvenes y Adultos (CEAJA) Revolución, es el resultado de los esfuerzos de muchas mujeres que seguimos trabajando en pro del género femenino como sector vulnerable.
Las mujeres del sector educativo de UPREZ, fuertes, rebeldes, revolucionarias, con ideales de equidad, justicia y libertad, hemos ganado espacios empezando por modificar nuestro entorno para así incidir positivamente en la vida de las demás, sensibles y soñadoras de un mundo y un México mejor, incluyente y equitativo en donde nosotras gocemos y disfrutemos de la libertad de determinar nuestros destinos.
La educación siempre ha sido la estrategia de las mujeres activistas de la Unión Popular Revolucionaria Emiliano Zapata (UPREZ) organización social y política a la que el CEAJA Revolución pertenece, ha sido también el medio de acercarnos a donde la comunidad lo necesita, llevamos a las mujeres la oportunidad de prepararse, sembrar en ellas un sentido crítico que las lleve a replantear su vida y sus objetivos, mostrarles que es posible un mejor entorno social en el que son ellas y sólo ellas las creadoras, el origen de su transformación.
Labor ardua en que algunas mujeres admirables, activistas de nuestra organización han dejado su vida y juventud sin alcanzar totalmente los objetivos, al igual que ellas, quienes las sucedimos nos enfrentamos continuamente a la lucha a contracorriente, en el CEAJA Revolución, recibimos cada que inicia un ciclo escolar a mujeres que intentan surgir de un ambiente adverso difícil; deseosas de un cambio, salir de un contexto que las reprime, las ahoga, las frustra y les impide avanzar, deciden y le apuestan como nosotras a la educación, se entusiasman y se visualizan a sí mismas como les gustaría ser, no obstante al transcurrir el ciclo muchas abandonan los estudios, se enfrentan a su realidad de violencia física, económica y emocional que generalmente proviene de sus familias. Agredidas y violentadas en muchos casos por sus parejas quienes intencionalmente obstaculizan que “sus” mujeres, a quienes creen de su propiedad, crezcan y avancen, en aras de no perder el control, para así conservar y asegurar el sometimiento que garantiza su autoridad sobre este ser humano, llegando a influir de tal manera hasta hacerlas creerse incapaces de autogobernarse, libres de decidir sobre su persona y finalmente ceder voluntariamente la potestad sobre ellas.