A Oso lo vi por primera ocasión acompañando al señor de Las patitas y esquites que salía de la Arenal hacia las unidades. Un día, abandona a su custodio –imagino por la gran vida que le daba-, y enamorado a primera vista de Nena decide quedarse con ella sin agua, comida ni refugio.
Producto de su amor fueron cientos de cachorros, a muchos les encontramos un hogar, yo me quedé 3, muchos murieron en la calle envenenados, atropellados, macheteados y fracturados.