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IV. Almacenamiento y secuestro de carbono
El cambio climático es un problema de preocupación global. Los árboles urbanos pueden ayudar a mitigar el
cambio climático al secuestrar el carbono atmosférico (del dióxido de carbono) en los tejidos y al alterar el uso de
la energía en los edificios, y por consiguiente alterar las emisiones de dióxido de carbono de la fuentes eléctricas
de combustibles fósiles (Abdollahi et al 2000).
Los árboles reducen la cantidad de carbono en la atmósfera al secuestrar el carbono en el crecimiento nuevo cada
año. La cantidad de carbono secuestrada anualmente aumenta con el tamaño y la salud de los árboles. El
secuestro bruto de Censo de Jardín Chimalhuacán 1 árboles es casi 1.086 tonelada métrica del carbono por año
con un valor asociado de Mex$4 mil. Para más detalles de los métodos ver el Apéndice I.
El almacenamiento de carbono es otra manera en la que los árboles pueden influenciar el cambio climático
global. Conforme un árbol crece, almacena más carbono sujetándolo en su tejido. Cuando el árbol se muere y
descompone, nuevamente libera la mayoría del carbono almacenado a la atmósfera. Por lo tanto, el
almacenamiento de carbono es una indicación de la cantidad de carbono que se puede liberar si se permite que
los árboles mueran y se descompongan. Mantener árboles saludables mantendrá el carbono almacenado en los
árboles, pero el mantenimiento de los árboles puede contribuir a las emisiones de carbono (Nowak et al 2002c).
Cuando un árbol muere, usar la madera en productos madereros a largo plazo, para calentar edificios o para
producir energía ayudará a reducir las emisiones de carbono de la descomposición de la madera o de centrales
eléctricas de combustibles fósiles o madereros.
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