Reclusorio Molino de las Flores
Texcoco, Estado de México a 29 de Julio de 2015.
AUDIENCIA NO.31
Abrazo con agradecimiento y admiración a los estoicos y estoicas solidarias del Plantón, símbolo de resistencia y convicción al cumplirse un año tres meses de generosa compañía para éste preso inocente. Pocos seres han visto el sortilegio de que se agrande el corazón mientras se agotan los suministros y pertrechos. ¡Qué fuerza maravillosa la de aquellos que han sumado a su vida la causa por la justicia y que incorporan a sus destinos una historia de la cárcel!
Les comparto que nuestro penal – con aflicción digo nuestro – está tramitando su certificación, por lo que debe aparentar que cumple estándares de calidad en sus procesos y servicios. Ignoramos cuales son los requerimientos y a qué protocolos y políticas responde esta certificación, pero podemos ver todos los días afanes intensos por pulir y pintar barrotes; repintar muros, trazar líneas amarillas y rojas en el piso, donde tenemos que caminar con las manos atrás sin levantar la vista; rehabilitar instalaciones hidráulicas – en las que no hay agua constante – y sanitarias; y, algo prodigiosos: ayer nos entregaron a cada quien un folletín donde nos comunican los derechos y obligaciones de las personas privadas de su libertad, emitido por la Comisión Estatal de Seguridad Ciudadana del Gobierno Mexiquense, en él se escriben trece artículos con números discontinuos referidos a los derechos y tres artículos, con viñetas, en turno a obligaciones. Por fin conozco parte de la reglamentación de la prisión. También se sabe que renovaron el área de segregados para convertirlo en módulo de alta seguridad en donde habrán de someter a los “castigados”, sin luz, sin sol, sin visitas, sin cobijas…cárcel acérrima dentro de la cárcel. Los que han visto el lugar hablan de un resplandeciente sitio donde la tortura y la humillación serán el mejor recurso para disuadir a los infractores de los infractores, de causar tropelías adicionales a costa del su ya maltrecho destino manifiesto.
Platique una ocasión con una autoridad del penal y con amabilidad me comentó que entre sus grandes propósitos está acabar con la corrupción. Le aplaudí en mi mente, sé que es una frase temeraria pero me llama a la fé su utopía, una cárcel sin corrupción deberá ser obligadamente una cárcel humana.
Pero de inmediato surge el escepticismo en mí y en los demás: si hoy para librar el castigo te cuesta un chesco, mañana costará el doble o el triple.
El artículo 3 del reglamento que nos entregaron dice que tenemos derecho al respeto a nuestra dignidad humana cuidando que no seamos maltratados, humillados e insultados. ¿Entonces para qué las previsiones de maltrato y humillación anunciados con bombo y platillo para la nueva cárcel “certificada”?
El artículo 103 dice:
“Se le impartirá educación orientada a promover su readaptación social”.
Pero les cuento: Sólo podemos tomar una hora de clase por día de Lunes a Viernes en un grupo con compañeros que cursan alfabetización, primaria, secundaria, bachillerato y quienes tenemos licenciatura u otros estudios más. No podemos tener clases si no está en el grupo la profesora asignada y por distintas razones institucionales, es muy frecuente que no tengamos clase. En lo que va de la presente administración, desde Enero pasado, el Taller Educativo que teníamos como grupo autodidacta y que data de hace más de tres años, fue disuelto y aunque hemos insistido verbalmente y por escrito nos autoricen que nosotros nos impartamos clases, el director del penal y el coordinador educativo nos dan largas y largas.
Aquí, los días de vacaciones, de asueto y los días que no llegan los profesores oficiales, son terriblemente dolorosos para aquellos que necesitamos interactuar con el conocimiento o la comunicación. Aquí nos oprime severamente la falta de clases.
¿Cómo voy a readaptarme socialmente? ¿Cómo nos vamos a readaptar si carecemos del espacio elemental para tomar o darnos clases a nosotros mismos?
A mí me hizo criminal el sistema de justicia, de la noche a la mañana, me convirtió en delincuente. ¿Ahora cómo me van a componer? El reglamento dice que debo recibir educación orientada a mi readaptación social. Lamento decirlo, pero es más fácil dedicarse al vicio, a la violencia o al ocio improductivo. En su certificación para cárcel modelo de no contempla readaptarnos realmente a nosotros los habilitados como criminales. ¿Quién podrá ayudarnos?
Por fin, esta semana terminaron las vacaciones del Juzgado y hasta la próxima reinicia la Escuela, con ello concluye uno de los periodos más deprimentes y desesperantes. Por eso hoy sé y le digo a todos, que los días de clases deben disfrutarse al máximo, la escuela debe sentirse y gozarse en su totalidad porque es uno de los enormes valores de la vida en libertad, quien pueda que lo haga con toda el alma, aquí lo anhelamos con devoción franca.
Por otro lado les informo que seguimos a paso firme tanto en mi proceso como en la vía de amparo, tenemos avances significativos con los que estamos demostrando mi inocencia y evidenciando además las violaciones al debido proceso de las que he sido objeto.
Les saludo afectuosamente a quienes lean estas líneas deseándoles que sigan pasando felices y productivos sus vacaciones.
Fraternalmente
Oscar Hernández Neri.
Fuente: http://niunpresuntoculpablemas.org/2015/08/audiencia-31/