Saludos.
En el prestigiado sitio Redvoltaire publican un articulo sobre el espionaje que ha realizado el CISEN contra los campesinos de Atenco y organizaciones que fueron solidarias directamente con su causa.
Entre ellas, identifica con fotografias y nombres al entonces Frente Zapatista de Liberación Nacional en Chicoloapan, el texto a continuación:
Dos diagramas elaborados por el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) dan cuenta del seguimiento realizado por el organismo de inteligencia civil del Estado mexicano al movimiento campesino del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT).
Bajo el título Actores que se oponen al nuevo aeropuerto en Texcoco, en dos cartulinas de 64 por 44 centímetros el órgano desconcentrado de la Secretaría de Gobernación (Segob) identifica con fotografías y nombres a quienes no están de acuerdo con la construcción de un nuevo aeropuerto para la Ciudad de México en los campos agrícolas de la región de Texcoco, Estado de México.
En la primera ficha se establecen los nombres de los 26 principales activistas –encabezados por Ignacio del Valle– de lo que el Cisen llama “Frente de Comunidades contra el Aeropuerto”. Ahí están los rostros de los líderes de los pueblos de San Salvador Atenco, San Miguel Tocuila, San Francisco Acuexcomac, La Magdalena Panoayan y San Cristóbal Nexquipayac.
Abajo, agrupados por organización, los rostros y los nombres de quienes estarían realizando acciones contra ese proyecto impulsado por el gobierno del panista Vicente Fox Quesada (2000-2006) de todo el espectro político: desde las organizaciones sociales y de izquierda, hasta políticos y funcionarios.
El documento, sin fecha, data de principios de 2002, algunos meses después de que el entonces presidente Vicente Fox anunciara la construcción de un nuevo aeropuerto en las tierras de los campesinos (22 de octubre de 2001). Y es que las movilizaciones de los atenquenses habían iniciado de manera inmediata a la publicación del decreto de expropiación. La primera marcha ocurriría el 23 de octubre de ese mismo año.
No todos los señalados en el primer documento mantenían una relación con el movimiento popular: en cuadros aislados se encuentran los cinco principales dirigentes de una organización identificada como “Coordinadora de Comunidades contra el Aeropuerto”; también los entonces dirigentes del Partido Verde Ecologista de México (Jorge Emilio González Martínez, el Niño Verde; Homero Aridjis Fuentes y Alfonso Ciprés Villarreal). Un cuadro aislado más daría cuenta de 17 operadores del Partido de la Revolución Democrática, en el que al centro aparece Horacio Duarte Olivares, entonces presidente municipal de Texcoco, Estado de México. Debajo de él, 12 integrantes de la estructura perredista en ese municipio. Arriba, los nombres y rostros de Andrés Manuel López Obrador, Rosario Robles Berlanga, Higinio Martínez Miranda, Alberto Martínez Miranda y Rosendo Marín Díaz. Un cuadro más integra a miembros del gobierno de Hidalgo: Roberto Eibenschutz, Horacio Ríos Cano (entonces secretario de Desarrollo Económico de dicha entidad) y César Tovar Camargo. Con una línea punteada, el Cisen vincula a este último funcionario con el abogado, ya fallecido, Ignacio Burgoa Orihuela, quien se había encargado de interponer algunos de los amparos contra la expropiación.
En el mismo diagrama se ubican los rostros y los nombres de integrantes de las organizaciones que sí se solidarizan directamente con los campesinos de Atenco y que, con ellos, se oponen a la construcción del aeropuerto. El Cisen identifica al Frente Popular Francisco Villa en El Salado; al Consejo General de Huelga de la Universidad Nacional Autónoma de México; a profesores, estudiantes y trabajadores de la Universidad Autónoma de Chapingo; al entonces Frente Zapatista de Liberación Nacional en Chicoloapan y en Ecatepec; a la Asociación de Vecinos de Morelos Ecatepec; al Consejo Mexicano de Organizaciones No Gubernamentales; al Frente Cívico Nezahualcóyotl; a estudiantes de la Preparatoria Popular Tacubaya “organizaciones del ámbito nacional”. En esta última sección, se pueden observar los rostros y nombres de 12 activistas.
La segunda lámina detalla, con nombres y rostros, la composición del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, llamado en el documento del Cisen “Frente de Comunidades contra el Aeropuerto”. Arriba, al centro, destaca en cuadro rojo titulado “Núcleo familiar”, a los integrantes de la familia de Ignacio Del Valle (esposa, hijos, cuñados).
Del cuadro rojo se desprende otro hacia abajo, color anaranjado. Se titula “Núcleo duro activista”. Ahí el Cisen identifica, con rostros y nombres, a nueve campesinos. El cuadro más grande es de color azul; se titula “Núcleo Atenco” y se desprende de la derecha de Ignacio del Valle. Ahí se identifican a 42 personas.
En el documento, de la izquierda de Ignacio del Valle se desprenden otros cuatro cuadros: de verde olivo, “Núcleo Tocuila”, con ocho rostros y nombres; de morado, “Núcleo Acuexcomac”, con cinco; de verde limón, “Núcleo Nexquipayac”, con cuatro; y de violeta, “Núcleo Magdalena Panoaya”, con dos.
Además de identificar a los pobladores con nombres y rostros, se señala quiénes ocupan algún cargo dentro de las estructuras de las comisarías ejidales. También se describen los oficios o profesiones de algunos activistas: abogado, cantante, distribuidor de cohetes, encargado de filmaciones…
Y es que desde que un gobierno federal decidió disponer de las tierras de Atenco, el pueblo dejó de ser el mismo. Para siempre.
“Espionaje siempre hemos tenido, desde que quisieron construir el aeropuerto”, dice María Trinidad Ramírez, una de las activistas con mayor liderazgo en el movimiento, esposa de Ignacio del Valle, considerado el líder de la comunidad.
Reflexiona: “Gastan los recursos públicos en vigilar y espiar a la gente pobre que lucha y se organiza. Deberían de ocupar todos esos recursos en verdaderamente combatir la miseria que existe en el país”.
El Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra nació en respuesta al intento del gobierno federal de expropiar las tierras de comunidades ubicadas en tres municipios del Estado de México: Atenco, Texcoco y Chimalhuacán. Los más afectados eran los pueblos de Atenco, pues sus tierras representaban el 70 por ciento de las 5 mil 391 hectáreas que consideraba el proyecto, según el decreto de expropiación.
Entonces el gobierno de Vicente Fox ofreció indemnizaciones de 7.25 pesos por metro cuadrado de tierra de temporal y de 25 pesos por metro cuadrado de tierra de riego. “Se sacaron la lotería”, declaraba Fox a los medios de comunicación. Los campesinos recibieron las peroratas del entonces presidente como una ofensa más.
El movimiento creció y recibió la solidaridad de estudiantes, profesores, trabajadores.
El 11 de julio de 2002 ocurrió un enfrentamiento entre policías y campesinos. Posteriormente a los hechos y debido a las lesiones recibidas, uno de los integrantes del Frente de Pueblos murió. Ante la firme negativa de los campesinos, Fox tuvo que dar marcha atrás a la construcción del aeropuerto. Era el 1 de agosto de 2002.
Pero el pueblo siguió movilizado. Y la policía no se fue.
Adán Espinoza Rojas, otro de los líderes de la comunidad, dice en entrevista que desde entonces y hasta la fecha “hay un acoso, una vigilancia constante; y eso es lo que nos molesta. Claro, ellos buscarán todas las formas de justificar esta agresión, porque eso es: una agresión permanente”.
El campesino, que luego de la represión de 2006 tuvo que permanecer oculto por 4 años, explica que a San Salvador Atenco llegaron muchas personas a ayudar y solidarizarse; pero también muchos policías: algunos con uniforme; otros sin él, encubiertos.
María Trinidad, a quien en la comunidad se le llama afectuosamente Trini, recuerda que desde los primeros días de movilizaciones “empezó a llegar gente a la casa que preguntaban por mi esposo; no teníamos barda y esa gente se metía. Cuando me daba cuenta, ya estaba en la parte trasera o en el frente. Nunca quisieron dejar recado; sólo querían hablar directamente con él: me decían que les urgía hablar con él y me preguntaban a qué hora llegaba. Y empezamos a ver en el pueblo carros que no conocíamos; entonces decíamos que eran judiciales, pero no sabíamos realmente qué tipo de gente era”.
En entrevista, explica que, incluso, como los funcionarios de los tres niveles de gobierno no podían convencer a su marido de que dejara la lucha, intentaron convencerla a ella. “Pero somos una familia con principios claros; no nos vedemos y no podemos dejar de levantar la voz ante las injusticias cometidas contra nosotros o contra otros compañeros”.
Y eso hizo todo el movimiento. Aunque habían logrado detener la construcción del aeropuerto, se solidarizaban con todo aquel movimiento que les pidiera ayuda y que ellos consideraran honesto y legítimo.
Como organización, firmaron su adherencia a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y recibieron al Subcomandante Marcos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) el 25 de abril de 2006, como parte del recorrido que el líder rebelde realizó por todo el país y que se conoció como La Otra Campaña. Cientos de habitantes, machete en alto, lanzaron vivas a los zapatistas y simbólicamente se declaró al Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra el Séptimo Regimiento de Caballería del EZLN.
Una semana después, el movimiento campesino sería objeto de una de las represiones más violentas de la historia reciente en el Estado de México.
El 3 de mayo de 2006, cuando en la titularidad del Poder Ejecutivo del gobierno federal se encontraba Vicente Fox, y en el del Estado de México Enrique Peña Nieto, más de 3 mil 500 efectivos de la entonces Policía Federal Preventiva, la Agencia de Seguridad Estatal y la Policía Estatal tomaron San Salvador Atenco.
Los jóvenes Alexis Benhumea y Javier Cortés murieron a causa de la agresión. El primero, estudiante universitario solidario con los atenquenses, murió luego de permanecer en estado de coma por el impacto de una granada de gas lacrimógeno que recibió en el cráneo. El segundo, originario del pueblo vecino de San Francisco Acuexcomac, murió por impacto de bala que provino de los policías del Estado de México.
También, más de 30 mujeres fueron violadas y todos los aprehendidos fueron torturados en algún momento del proceso de detención y presentación ante las autoridades judiciales.
De los 216 detenidos entre la noche del 3 y la mañana del 4 de mayo de 2006, más de 30 aparecen también en los documentos del Cisen a los que tuvo acceso Contralínea. Tres de esos casos, los de Ignacio del Valle Medina, Felipe Álvarez Hernández y Héctor Galindo Gochicoa –quienes serían enviados a penales de máxima seguridad– aparecen en lo que el Cisen considera el “núcleo duro activista”.
“Cuando se da la represión yo tuve que salir a gatas; no podía levantarme. Los primeros días creí que me estaba muriendo. Peña Nieto hablaba del estado de derecho y yo escribía: tú no impusiste el estado de derecho; tú nos golpeaste; tú nos masacraste. Después de la muerte de Alexis Benhumea estuve dormida 1 día o 1 día y medio, totalmente mal. Sólo pedía que me ayudaran y que no me dejaran morir; quería ver a mi familia”, relata Trini.
—¿Sí recibiste ayuda?
—Sí. Eso que algún día di, lo encontré en otras manos. Encontré corazones abiertos dispuestos a arroparme y abrazarme sin ninguna condición, a pesar de que había riesgo para ellos. Saqué fuerza del amor que les tengo a mis hijos, a mi esposo, a mis nietos, a mi pueblo, a las mujeres, a tanta gente.
María Trinidad no tiene duda: sí los alcanzó el brazo del Estado; sí fueron objeto de persecución por parte del Cisen, el aparato de inteligencia civil que debería garantizar la seguridad de la nación. “Pero todo valió la pena: aún tenemos la tierra. Logramos detener el aeropuerto y recibimos la solidaridad de mucha gente. Seguimos atentos a las nuevas amenazas y estamos de pie. Qué más pueden investigar de nosotros los espías; ya saben que no nos vendemos y que estamos dispuestos a sacrificarnos por nuestro pueblo”.
Adán Espinoza, quien tuvo que huir de su casa, su milpa y su nopalera la madrugada del 4 de mayo de 2006 y regresó hasta el 18 de julio de 2010, completa: “El objetivo del gobierno, y de los que nos mandan a querer investigar o comprar, es la tierra. Pero ya saben que no la vamos a dejar. No vendemos la tierra porque nos fue heredada de gente que la defendió, que derramó su sangre y dio su vida. Hace mucho fue de nuestros antepasados. Luego vino la Conquista y por mucho tiempo fue usurpada la tierra. Cuando era niño, mi abuelo me decía que había sido esclavo de la Hacienda Grande, como su papá y su abuelo. Pero hubo lucha y el pueblo recuperó las tierras. Así que no tienen precio. No se venden”.
Saúl López, quien no rebasa los 20 años, está de acuerdo con Adán Espinoza. En silencio asiente lo dicho por el campesino.
—Qué pasará cuando esta generación de atenquenses se retire y el pueblo quede en manos de la nueva generación –se le pregunta.
—La nueva generación se prepara. Está consciente de que debe dar la lucha si es que le toca un intento de despojo o una agresión. En Atenco siempre va a haber gente que no tenga los ojos tapados y que va a estar dispuesta a sacrificarse por su pueblo.
Fuente: http://www.voltairenet.org/article180291.html
Al final del mismo publican otro articulo donde hablan del espionaje que realizan contra aquellas personas que cuestionan publicamente alguna decisión gubernamental.
Estos ultimos articulos, como parte de una serie, a continuación los links.
¿Porque se publica esto?
Para saber más puedes consultar:
10 tesis (minimas) sobre protesta social, que publica el Centro Prodh.