Saludos.
En la red encontre el siguiente articulo, mismo que me parecio muy interesante:
Fuente:la_materia_gris_en_la_materia_ambiental
Un trauma ambiental
El caso de la Unidad Habitacional “El Encino”
La Unidad Habitacional “El Encino”, fue un proyecto para transformar la forma común de vivir, de convivir, de utilizar el espacio rural y de producir futuros. Luego de diecinueve años desde que fue concebido, quedan casas, varias de ellas abandonadas; familias aisladas y ensimismadas en sus conflictos; disgregación comunitaria permeada por apatía, recelos, odios; deterioro de las áreas e infraestructura comunes; en fin, dolorosa imposibilidad para realizar aquella quimera
El paisaje en torno del Encino se convirtió primero en caserío descontrolado y luego en uno de los “desarrollos habitacionales” más poblados de México; la otrora tierra fértil para el maíz, la alcachofa, flores de ornato, hortalizas y forrajes diversos, debe soportar ahora miles de toneladas de asfalto, concreto, desechos sólidos y a una población que se adapta estoicamente al caos del transporte, la inseguridad, la falta de servicios educativos y a las interminables deudas con las empresas inmobiliarias.
El municipio de Chicoloapan, del Estado de México, donde se aloja El Encino, vio crecer su población de 90 mil a 250 mil habitantes en tan sólo siete años, experimentando el hacinamiento de 37 mil viviendas en menos de 800 hectáreas al oriente del polígono municipal. En esa magnitud debe estimarse el intensivo gasto de agua, la producción de basura, el deterioro ecológico.
Los nuevos conjuntos habitacionales trajeron consigo el establecimiento de plazas comerciales con franquicias y firmas transnacionales a las que el Ayuntamiento brinda todas las facilidades igual que a los consorcios inmobiliarios, para obtener licencias, permisos y descuentos en sus pagos por ley obligatorios.
Siendo El Encino un conjunto habitacional pionero en el municipio cuando la zona era semi rural, quedó rodeado por el gigantesco poblamiento. Hoy todo el territorio de la región, incluidos los municipios de Chimalhuacán y Texcoco tienen impresa la caótica dinámica de los conjuntos creados por GEO, HIR, BETA y ARA, empresas de la destrucción aludidas en los medios masivos de comunicación como las artífices del desarrollo urbano sustentable, apalancadas desde la más alta esfera del poder del Estado de México y consentidas por las autoridades municipales de filiación perredista en Chicolopan.
Además de la dinámica exógena en la que pervive El Encino, el asentamiento se ve sujeto también al marasmo de su tejido social interno. La gente llegó a su casa nueva con una mudanza y en ella traía su cultura de individualidad, antropocentrismo y una idea de progreso. Sí consiguió autogestionariamente vivienda digna luego de seis años de lucha social organizada, pero no se modificó su vulnerable pobreza.
El panorama actual en la comunidad del Encino y su entorno plantea una interrogante ineludible para cada uno de sus habitantes, misma pregunta que sirve a Alain Touraine (2000) para disertar en torno al fenómeno mundial de la globalización y la recomunitarización y que constituye el punto de partida en las presentes reflexiones, ¿podremos vivir juntos? .