Mensaje del Prof. Oscar Hdz Neri para el Foro de Pacificación y Reconciliación en el EdoMex

Señoras y señores de los gobiernos estatal y federal saliente y entrante:

Desde mi corazón había la esperanza por un país con justicia. Habla la indignación originada en la falsedad del estado de derecho y el coraje para que la verdad aniquile de una vez por todas el criminal abuso del poder.

Somos constructores de la paz y la reconciliación quienes vivimos la ignominia de la criminalización y sin rencor, elevamos la palabra al pináculo del entendimiento, antes que emerger en odios o venganzas.

Los odios y las venganzas son precisamente las piernas con las que anda el poder cuando usa las leyes, los ministerios públicos, los jueces, las policías, los peritos y funcionarios públicos en contra del que disiente, del que protesta, del que organiza, del que se opone, del que se defiende. Caminan en el pantano de la maldad, del absoluto egoísmo, del crematístico ser.

Criminalizar al disidente usando los aparatos del poder es un delito grave, de alto impacto, sin derecho a medida cautelar alguna, de prisión estricta oficiosa, es más: para celda de castigo en el núcleo de alta seguridad. ¿Cómo suena eso, señoras y señores del poder?¿No sería lo mismo, pero desde el otro lado? Imagínense que nosotros los agraviados, ahora seamos los fiscales, los jueces, los custodios de la cárcel, los magistrados. Imagínense que recibieron la orden los ministeriales de nuestras confianzas ─esos que nos hacen los trabajitos sucios a cambio de un “cambio”─ para que los “campaneen” a ustedes, que los aseguren y los presenten. Que los certifiquen en el médico legista que no ve ni se entera de la tortura con bolsa, toques y madrazos. Que les ponen un abogado hechizo; que los acusan de cohecho mientras consiguen la orden de aprehensión; que los llevan al reclusorio donde los reciben los custodios más perros y por estar “encargados” les dan otro “rock and roll”. Que los lanzan a la celda de indiciados: la cámara de exterminio donde habitan hasta cien, pero en veinte metros cuadrados. Imagínate comiendo rancho todos los días: piedritas con frijoles y guisado de aceite. Vives y duermes ahogado en humo de tabaco, de mariguana, de crack. Te consumes en la espera. Te va mal en la audiencia, se pospone una y otra vez la comparecencia del perito, ese que se sacó de la manga su dictamen con el que te acusan de asesino, o de ratero, o de secuestrador, o de lo que sea ─de todos modos lo mismo da─. Y tu proceso se prolonga un año, dos años, tres años, cuatro años… porque se está cumpliendo lo establecido en el código de procedimientos penales… Y porque somos escrupulosos garantes del debido proceso. Y somos profundamente respetuosos de los derechos humanos. Y porque debe respetarse plenamente la autonomía de poderes. Aunque no hayas sido sentenciado, ya estas compurgando la sentencia… Porque eres disidente, porque andas hablando mal de nosotros, porque te defiendes y nos dejas mal ante la prensa. ¿Pues qué creías?

Pero la criminalización y el abuso de poder no es delito.

Nuestra mamá, nuestros hijos, hermanos, pareja, ellos, sí saben de estas cosas. Les consta la penuria, el nudo en la garganta. El bolsillo vacío. La pena en la escuela; callar para que no se entere nadie que su papá este preso.

Señores del poder, tranquilos. Su odio no es el nuestro. Nosotros ya éramos libres desde antes que nos trajeran a este hoyo de miserias. Éramos libres porque levantábamos la palabra y la acción; porque lanzábamos el pensamiento a la utopía; porque protestábamos pacífica y públicamente sin causarle dolor o angustia al prójimo; porque defendíamos eso que ustedes dicen proteger, el estado de derecho.

Y seguimos libres pero presos. Como seres libres nos negamos a odiarlos, pero nos divertimos imaginándoles de éste lado.

Señores ministeriales, fiscales, jueces, peritos, magistrados: pasen un día y una noche con nosotros, vengan a mirar, a sentir sólo unas horas. Estoy seguro que con eso van a replantearse cada firma de autos o resoluciones futuras.

Nosotros sí queremos paz y reconciliación ¿y ustedes?

Pido a quien me escuche, que se conmine en todo caso a los que nos criminalizan, a que hablen desde su corazón intoxicado de odio y desde su pensamiento corrompido. Porque ellos son quienes requieren la paz y la reconciliación consigo mismos y con su ambición egoísta. Ellos son los que deben ser escuchados y atendidos en psicoterapia ideológica. Ellos son quienes viven la esquizofrenia política del anacronismo. Ellos son lo que no se han percatado que en la historia, en el mundo y en este país, también nosotros existimos.

¡Que florezca la libertad y se multipliquen los caminos de lucha!

¡Nos faltan 43 + miles!

¡ Hasta la victoria CNTE!

OSCAR HERNANDEZ NERI

Reclusorio Molino de las Flores

Texcoco, Edo. de Méx.

27 de Septiembre de 2018.

Fuente: http://niunpresuntoculpablemas.org/2018/10/para-la-pacificacion-y-la-reconciliacion/