Por geko.
Les narro una aventura que tiene inicio pero aún no culmina, culminará quizá, el día en que el misterio se funda en mi propio ser.
El ¿qué hay allá? O ¿cómo es ahí? Circundan solo el centro prinicpal de la pasion. La pasión en realidad es más inexplicable, solo se remite a ser y no a demostrar la esencia de ella, es y se desarrolla, no se empeña en descifrarse. Iztaccihuatl la volcana, eterna compañera de Popocatepetl, eterna compañera del valle de México.
Esa pasión se vuelve único empeño y se visualiza como la cima. Prepararse para estar ahí lo más pronto y lo más seguro posible es por lo tanto la tarea. En busca de asesoría y guía nos acercamos al grupo HG México quienes nos asesoraron y guiaron hacia la cima de la blanca mujer.
El viaje comienza el viernes 16 de agosto entre al incógnita de la lluvia, las condición física pero con todo el corazón de llegar más allá de los 5000 msn. Y después buscar nuevas cimas. Salimos de la TAPO con rumbo a Amecameca con un retraso importante que pasa a segundo termino cuando se piensa en la aventura que viene.
Llegando a Amecameca el encuentro con los compañeros de HG México, amigos ahora, Hilarion y Jorge y la “checada” de cosas, ¿qué se olvida?, ¿qué más falta? ¿quién nos falta? Entre bromas y las famosas tortas de la vidriería del centro de “Ameca” el preámbulo para la subida al paso de Cortés y la aclimatación necesaria a los 4000 msn en el refugio de Altzomoni, uno de los lugares que sirve para el monitoreo del eterno don Goyo y desde dónde es posible visualizar el valle de México y el de Puebla.
Nuestra llegada alrededor de las 8 de la noche a dicho refugio fue enmarcada por una ligera actividad del buen don Goyo con la impresión del rojo reflejado en las nubes de la cima y por supuesto el frio. La aclimatación es necesaria para tratar de minimizar cualquier eventualidad al momento del ascenso y cuando se llegue a los 5000 y tratar de evitar la hipoxia o mal de montaña, es decir, la falta de oxigenación necesaria al cerebro y las consecuencias que pueden derivar incluso en alucinaciones y otros malestares.
Una noche que debía ser más relajada que cualquier otra en nuestros acostumbrados 2000 msn en nuestros lugares de origen, se convirtió obviamente, entre la emoción y la alegría en una agitada velada entre fotos y comentarios acerca de la pesada pero gratificante caminata del día domingo temprano, muy de madrugada. Pero era necesario dormir. La noche paso entre los sonidos extraños del viento y uno más profundo y desconocido, un vibrar enorme y fascinante, incluso un poco preocupante. Don Goyo con sus tremores acostumbrados, no para nosotros, arrullo esa primera noche.
Al rededor de las 6:00 de la mañana ver el amanecer era necesario, no puedes estar a esta altura con este paisaje y perderte ese espectáculo que ni la mejor resolución o programa te pueden brindar, el frio y la desmañada de sábado bien lo valen.
La imagen es imponente, de fondo puedes ver el Pico de Orizaba y un poco más abajo el volcán sierra negra, la Matlalcuéyetl con sus faldas de jade o Malinche en las fronteras de Puebla y Tlaxacala, el sonido del viento llegando del oriente y el paisaje se llevan las palabras, solo puedes ver y sentir.
Don Goyo por el sur con su acostumbrada fumata matutina, pero ¿de dónde venimos? ¿còmo se ve nuestro valle hacia el poniente? Nubes solo nubes y nosotros arriba de ellas como si el momento fuera reservado por unos momentos solo para quien a esta altura ha llegado, como un preámbulo del tesoro que se encuentra en la cima.
Sin embargo el punto que deseamos alcanzar está allá en lo alto y a esta hora se muestra majestuoso.
En ese momento “te cae el 20” comienzas a asimilar lo que espera en unas horas más, un nuevo reto, una nueva enseñanza.
Las demás horas transcurren entre asimilar, y dominar el miedo, escuchar tu cuerpo pero sobre todo hacer caso a la capacitación a cargo del “cayu” Humberto otro nuevo amigo del HG quien nos enseño cómo caminar, cómo ponerse los crampones, esos ganchos para la nieve en los zapatos, después no te los quieres quitar, y los bastones además del piolet que te puede salvar la vida en un momento determinado si llegas a resbalar en una pendiente.
Todo ellos bajo la mirada y voz de la tierra expuesta por el Popocatépetl con su actividad constante, antes la había visto desde la pantalla del CENAPRED, ahora la veía y escuchaba frente a mí y durante todo ese sábado 17.
Pero en realidad quien nos espera es su compañera, o quizá ella no nos espere, nosotros anhelamos estar ahí, con ella y descubrir su secreto encanto, ese que ha fascinado a tantos por tanto tiempo, ella, ellos que nos ven imponentes desde lo alto desde el paisaje que ha fascinado a tantos, ella que en pocas horas nos hará vivir una historia más.
Es sábado al rededor de las 5 de la tarde, es hora de dormir, a las 12:30 am. Se checarán condiciones climáticas, si son buenas, saldremos en contrario a seguir durmiendo hasta la mañana para hacer solo un pequeño ascenso, la lluvia no es buena para realizar una escalada. A dormir, antes que los pollos, dormir porque al rato necesitamos energía. A dormir a pesar de la hora la luz allá afuera o las historias de aparecidos que están aún ahí como en sus días de seres caminantes con el corazón latiendo en esos rumbos, si, a dormir.
Las condiciones son buenas nos dice Pablo, a levantarse, son las 12:30. Despacio no de golpe, poco a poco hay que levantarse, hay que evitar mareos las cosas listas, el lunch y el agua también llovió, si un poco pero ya paso y el ascenso espera.
Adiós al refugio de Altzomoni por ahora, vamos a darle a la aventura, a ver que pasa, “ñañaras” yo diría “ñañarotas” no me casó de escribir que bien lo valen. Parece una película, el inicio de una película, el soundtrack tu se lo pones, la imagen y la historia ahí está. Vamos bajando en las camionetas, llegaremos a la joyita, ahí al bajar nos esperan las famosas quesadillas. Ahí se dan las últimas indicaciones, luego a caminar para tener un ligero calentamiento, hasta la “joya” no por piedra preciosa si no como femenino del “joyo” una caldera que estallo hace ya un buen rato, nos comenta Hilarión nuestro guía.
A lo mejor no crees en ningún Dios, a estas alturas quizá sea tonto o anticuado, pero el espíritu, tú espíritu te hace reflexionar un poco. Mirate estás aquí, me suenan las palabras de la Tabaquería de Pessoa, “no soy nada…. pero tengo todos los sueños”. Al menos uno por ahora, pero ahora es todos. La historia de este planeta te rodea, la eternidad, te mirá, la amistad se siente, es un lugar sagrado, que Dios nos fortalezca, que disfrutemos, que regresemos, que la montaña nos ilumine, vamos, adelante.
No por nada es que en este mismo lugar está la oración del montañista.
El primer lugar el “tumba burros” si la palabra es chistosa, la subida no tanto pero aquí vamos, rumbo al primer portillo, como por los pies, a darle.
Pasar por los portillos a esta hora 2 de la mañana a pesar de ir con grupo de más de 12 amigos es de soledad. Caminas por veredas iluminadas por la luz de una luna casi llena, que no te permite ver del todo pero que si te da una idea, si me caigo ahí, “pá saber a donde llego, pero sobre todo como es que llegue” por esta razón y por no tener una buena cámara no hay fotos de estos lugares, pero que una probada de la luna arriba de los 4000 msn rumbo al Valle de México.
No es muy buena pero un recuerdito, no siempre se tiene oportunidad de hacer estas fotos.
Descanso, un poco de agua, poca, ayuda a la oxigenación mordida al lunch poquito, es bueno, no mucho porque hace daño, el cuerpo funciona distinto a esa altura, hay que escucharlo, más que nada hacerle caso.
Unidad, humildad, fe, palabras que nos enseñan nuestros guías, aquí se viven esas palabras. En las “conchitas” se quedaron nuestros primeros amigos, tienen que regresar. Humildad, no hay más palabras, el asenso continúa. Lástima con quienes he llegado a otras cimas ahora serán quienes primero bajan. Humildad y unidad, sigamos ascendiendo.
El amanecer está cerca, se puede ver. Estamos cerca del ojo de buey, muy pronto ya no serán necesarias las lámparas el sol está cerca, se puede visualizar con más claridad las partes que aún faltan por escalar pero también hacia abajo, los arenales, impresionante. Por momentos me llega una duda, ¿es verdad este paisaje? O ¿es mi imaginación? La grandeza observada te deja pensando, mientras escribo esto, mientras leo esto, allá arriba hay un enigmático y hermoso escenario flanquedo por el viento.
Here comes the sun…. inevitable pensar en la música en este viaje, obligado recordar esta rola al admirar esta imagen, la música, mientras recuerdo esta imagen, y el sentimiento en esos momentos son tan parecidos. Se eleva y descienden las notas de la partitura al deleite de los espectadores. Aquí viene el sol. Aquí estoy yo con estos amigos míos, compañeros de empresa, todo está bien.
El camino sigue, no hay mucho espacio, ni tiempo si queremos llegar a la cima, un rato más y nos retrasaremos, el retraso no conviene, hay que ganarle tiempo a la lluvia, no queremos estar en las alturas con una tormenta eléctrica, no queremos ser pararrayos. Antes se puede tomar el tiempo para tomar algunas fotos a Don Goyo, se comienza a comprender de forma más profunda el sentido de lo sagrado a esta altura.
Rondaremos en poco tiempo los 5000 msn. Antes de ellos el refugio No. 19, que muchos por oídas y leídas conocemos como el de los 100. Ahí varios compañeros montañistas pasan la noche o el mal rato que la altura les haga pasar y reponerse para continuar el camino.
El momento de utilizar los crampones ha llegado la nieve es más resbaladiza y por o tanto la inestabilidad al caminar, pero sobre todo la pendiente que tenemos enfrente es mayor razón para fijarlos, la última súbida antes de los 5000 msn. El “tira bueyes” el nombre lo dice todo subir está pendiente llena de hielo y acercarse a está altura explica por si mismo el nombre de la paraje.
Ya estamos cerca de las rodillas,otro descanso en el refugio y a seguir la caminata, agua, descanso y alimento, así como evaluarnos que tan bien está sentando la altura.
Subiendo el “tira bueyes” a paso lento, calmado, no son carreras, es cuestión de disfrutar el viaje, la foto para el recuerdo, el valle en el que vivimos a diario, atareados, preocupados, inseguros, estresados, amando, llorando ese valle, mi casa, nuestra casa, abajo del manto blanco de las nubes, abajo con sus miles de historias, mientras este grupo de locos en las alturas escribe la suya.
Esos cerros y montañas enormes desde allá abajo parecen perder su forma, su majestuosidad ante la sombra proyectada exacta de una mujer que duerme quieta.
Hay que estar alerta no solo de uno, si no del compañero a lado tuyo, el malestar ya dejo atrás a otra compañera y amiga, nosotros seguimos, pero ahora alguien más se siente mal en esta parte nada fácil del ascenso, a su paso y de pronto detenidos, silencio, solo la voz de nuestro guía animando, sabemos que para nadie de nosotros es fácil. A estas alturas llega la pregunta y auto reclamo, ¿qué hago aquí? Ahorita podría estar en mi cama, en mi casa, cobijado, en la comodidad mayormente procurada para mi, pero estoy aquí en medio de la nieve lejos de muchas cosas pero de esto se tratan las pasiones, elegir y continuar, continuemos.
La parte a pie se ha quedado atrás, ahora a ocupar también las manos, guarda tus bastones. A seguir vamos dejando atrás el “tira bueyes” ahora llegamos al laberinto, hay poco espacio aquí para descansar, es un pequeña cresta enmarcada con una cruz, recuerdo de algún pasado accidente. El laberinto termina en un caída impresionante, si el aventurero es inexperto o errara el camino la caída es casi segura.
Estamos a los 5000 aquí todo cambia de nuevo, a aclimatarse poco a poco ahora cada paso costará el doble, el oxígeno se reduce cada vez más.
Es impresionante ver desde aquí hacia abajo. Humildad , es momento de bajar, por ahora no creo posible poder continuar el ascenso. La sensación de tristeza, impotencia y coraje, se presenta en mí. Humildad hasta aquí por ahora. Entre la altura y la incomodidad no creo poder continuar de forma segura el ascenso, no estoy solo aquí, un accidente no solo puede dañarme si no incluso tener consecuencias con los amigos que vienen abajo, humildad, por ahora es momento de bajar.
El grupo inicial ahora se ha reducido a 5 personas y el guía de nuevo el silencio. Ahora por mi decisión, el momento se rompe “bien” me dice un amigo, creo que en la cara llevo reflejado el sentimiento del momento. ¿Cobardía? Si, ¿humildad? Si, no están claros los sentimientos, todos se mezclan, todos parecen reprocharte. Arriba queda el reto, el grupo sigue. Buen ascenso compañeros.
El reto ahí en la inmensa blancura de accidente natural, de un libro abierto con la historia de esta casa nuestra, ha quedado pendiente, “esta mujer no es fácil” a manera de broma nos comenta Hilarion, nuestro amigo guía.
Ahora podemos ver claramente muchos puntos que por la madrugada no pudimos, no hay palabras, estamos pasando por los cráteres el corazón de nuestro mundo, los corazones se unen, quizá sea esta otra razón de esa conexión espiritual, la montaña sagrada.
Cada paso que dimos al ascender era solo la mitad, cada paso ahora hay que bajarlo. Cada paso una sorpresa y una palabra más para una historia. Por momentos ante la enormidad la “pachamama” tan herida, el viento absorbe la palabra.
Desde el punto de partida nos esperan, el campamento base, la sonrisas de los amigos nos esperan y un abrazo no se hace esperar, el gusto de estar de nuevo juntos, hay razones para celebrar.
Allá arriba la otras historias viven en los corazones de nuestros amigos quienes ascendían por primera vez a una montaña y pasaban por una experiencia de este tipo. Ellos llegan a la cima. Lo han logrado. Bien por Daniel, Marcos, Humberto, Jorge. No hace falta ser montañista experimentado, corazón y entrega, como todo, solo así se logran las grandes cosas. Gracias por su amistad y lección, mi admiración y cariño. La montaña ilumina lo ha demostrado una vez más.
¿otra lección más?, cargue de más, para grandes viajes hay que viajar ligeros, la montaña, no cabe duda, es un lugar sagrado.
Bajamos con historias, cansados, hambrientos, pero sobre todo felices, estamos bien todos y todos estamos festejamos algo más importante aún, la vida, es más valioso, estamos juntos y tenemos nuevos amigos, amigos musicales.
¿Allá arriba andábamos? si. Estamos de nuevo en la “joya” a punto de partir a nuestras casas a la historia cotidiana. Los abrazos y el agradecimiento especial Memo, Hilarion, Getse, Humberto, Pablo y Lau, abrazos fuertes, corazones unidos. Nos vemos en la próxima aventura.
Llueve y sopla el viento. La cima sigue allá en lo alto, esperando.
Unos ricos tlacoyos con Memo otro de nuestros nuevos amigo de HG México. Por ahora nos retiramos,
Esta es nuestra historia pequeña, sencilla, allá arriba, sobre las nubes, una historia de tantas, quizá abajo alguien observaba hacia este mismo sitio. Tendrá su historia, una de miles, como la mía, dos historias, dos enfoques, como la vida.
¿Regresar? Pues claro….mi libreta, pluma y cámara están listas.
Por geko.
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