Hacen de San Lázaro una Cámara fantasma

Para el diputado perredista Juan Manuel San Martín, la 60 Legislatura en San Lázaro terminó con cuatro meses de anticipación: cerró sus oficinas del Palacio Legislativo desde abril y se marchó para hacer campaña sin haber aprobado una sola iniciativa en la Legislatura que termina en agosto.

No dejó que su suplente tomara posesión, porque también es perredista y de ese partido ya no quiere saber nada, y en vez de atender sus trabajos en las comisiones legislativas se dedicó a hacer campaña como candidato a alcalde de San Vicente, Chicoloapan, Estado de México, pero por Convergencia.

Nadie en la Cámara de Diputados desmiente que haya dejado de cobrar su salario mensual de 140 mil pesos y que en agosto recibirá su bono de marcha por más de un millón 300 mil pesos, mientras su tasa de éxito como legislador es de 0.00%. Lo dice Monitor Legislativo, órgano ciudadano que se encarga de seguir el trabajo de los legisladores.

Pero se fue a las calles, a tocar de puerta en puerta y en los tianguis de Chicoloapan con el cuento de que él es un político diferente que va a trabajar duro para sacar de la miseria al pueblo. En sus recorridos lo acompañan canciones estilo hip-hop, que a todo volumen dicen:

“Si ya perdiste la paciencia como yo/ Debes unirte a Convergencia como yo/ Es tiempo de volverse parte ser pieza importante de la diferencia/ Pues Convergencia no promete nada más/Se compromete a vigilar a los demás/A defender los derechos/En los hechos a decir la verdad/ Naranja naranja/ Esta es Convergencia y es la diferencia”.

Y San Martín promete: “Vamos a hacer una nueva forma de hacer política”.

Pero este diputado, al que ni sus compañeros recuerdan haber visto en la máxima tribuna de la nación defendiendo una sola iniciativa, no es el único que dejó estas labores para andar de campaña en el país.

Las oficinas de panistas, priistas, ecologistas, aliancistas, alternativos, petistas y otros perredistas están vacías.

“Entregar documentos en la oficina 342”, se lee en la puerta de la 314, del diputado perredista Salvador Ruiz Sánchez.

Desde hace semanas andar por los pasillos de la Cámara de Diputados es como la Ciudad de México en plena influenza, y los pocos funcionarios o trabajadores que se ven ya están pasando a Recursos Materiales de San Lázaro por sus cajas vacías, para empezar a empacar.

Hay días que los restaurantes del recinto ni siquiera llegan al 20% de sus ventas con respecto a otros periodos cuando no hay elecciones. Y los estacionamientos ni siquiera llegan al 30% de su capacidad.

Las comisiones legislativas en la Cámara de Diputados dejaron de sesionar desde abril, a pesar de que están obligadas a trabajar mínimo una vez al mes, ya sea porque los legisladores son candidatos y no pidieron licencia, o porque son delegados de su partido o apoyan a sus corrientes partidistas en los estados.

En los pasadizos del PAN, el único grupo que dispuso de puertas que sólo permite el acceso a personal con credencial albiazul, es imposible pasar.

“No hay ningún diputado, muchacho. Le ruego que venga otro día”, dice un guardia de seguridad cuando se le menciona que vamos a buscar a Obdulio Ávila, el diputado federal que no ha pedido licencia, pero que hizo campaña y se disputó de tú a tú la jefatura delegacional de Coyoacán. Eso sí, ha recorrido todas las colonias desde hace tres meses para llegar bien posicionado el domingo 5 de julio.

Tampoco en las oficinas del PRI hay presencia de legisladores. La diputada Elizabeth Morales de Veracruz hace meses que nadie la ve en San Lázaro. Es allegada del gobernador Fidel Herrera y anda en las comunidades desde hace semanas, participando con la estructura del tricolor. “Quizás después de las elecciones la pueda encontrar”, afirman en su oficina.

Fuera de grabadora, los legisladores reconocen tres maneras de hacer campaña: con candidatura directa, si se es delegado de partido en algún estado o distrito, o si su corriente partidista se los solicita.

Fernando Dworak, investigador del Centro de Estudios Espinosa Yglesias, especializado en dar seguimiento al trabajo legislativo, señala que el problema es la falta de una ley que permita reelegir diputados.

“Junto con Costa Rica somos los únicos dos países que no lo permite y eso interrumpe la continuidad, y preocupa que todo el sistema no permite ninguna especialización en las comisiones.”

Pero hay legisladores en funciones que discrepan. “No creo en la reelección. Más bien nos falta a los diputados ser responsables”, dice la legisladora Holly Matus, una de las pocas que están en sus oficinas de San Lázaro. “Y faltan que haya sanciones verdaderas que obliguen al diputado a cumplir su papel”.

— ¿Ha tenido reunión en alguna de sus comisiones, diputada?

— No

— ¿Cuándo fue la última vez?

— En abril.

Como sea, el asunto del ausentismo y la falta de continuidad del trabajo legislativo ahí queda, para el análisis de la próxima Legislatura, que iniciará el 1 de septiembre.

Fuente: http://www.exonline.com.mx/diario/noticia/primera/pulsonacional/hacen_de_san_lazaro_una_camara_fantasma/650323

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